Victimismo
En algunas ocasiones podemos sentirnos víctimas de cualquier situación, el problema es cuando es una actitud permanente.
Conocí a Ana por medio de una amiga en común. Desde el primer momento Ana se abrió a contarme todo lo que veía negativo en su vida, todas sus relaciones amorosas eran fallidas, amigas que le habían traicionado, en el trabajo le iba mal, no conseguía resaltar a pesar de esforzarse mucho, y ayudar en todo lo que estaba en su mano, a sus jefes y compañeros, en su familia se sentía el patito feo, sus hermanos eran mejores que ella…
Ana, a la que seguí viendo durante un tiempo, seguía con la misma actitud, su vida era un bucle… todo le salía mal, todo el mundo era “malo con ella” y ella era buena.
Durante un periodo de tiempo no coincidimos, y cuando lo volvimos hacer, era una persona nueva, se había dado cuenta que vivir en el rol de víctima sólo le había hecho daño, y había decidido cambiar, y vaya si cambió. Se responsabilizó de sus acciones. Era una persona totalmente positiva, que dejó de dar importancia la opinión de los demás, y se había empezado a valorar…
¿Te suena esta historia?
Ana se había creado un personaje con un papel de “pobrecita” o “la buena de la película” que sin saber como siempre sufría los ataques de todos los que estaban a su alrededor.
Las personas víctimas se consideran “sufridores”, piensan que todo aquello que les ocurre no puede cambiarse y es irremediable, lo que los lleva a vivir una vida estancada y en bucle.
Interpretar en tu vida un papel de víctima, es un gran obstáculo que impide la evolución y el desarrollo personal.
Su forma inconsciente de actuar es echar la culpa fuera de sí mismos, son los demás, las circunstancias, la mala suerte, las que causantes de sus desgracias. Se trata de “echar balones fuera” y no ser conscientes de que las circunstancias las creas tu mismo.
Tienen una actitud pasiva, porque se acomodan a la situación y negativa, dando por hecho que todo lo “malo” les va a pasar a ellos.
El rol de víctima genera una serie de creencias erróneas que tienes integradas. La persona víctima es su propio verdugo, cada vez más se hacen preguntas tipo ¿por qué a mi? ¿qué he hecho yo para merecer esto?
Y se van metiendo cada vez más en su ese rol, en ocasiones peligroso, llegando a aislarse en ciertos casos para no sufrir los daños, y en otros llegando a molestar constantemente con sus problemas, a deshoras, pensando de forma egoísta y sin respetar la libertad de esa persona. Y en el peor de los casos, comportándose de forma agresiva con ellas mismas.
¿Cómo se sienten las personas víctimas?
Este tipo de personas se sienten débiles, vacías, anteponen los objetivos de los demás a los suyos propios, sienten rabia, frustración que pagan con ellos mismos, sienten envidia de vidas ajenas, se infravaloran, y son incapaces de tomar una decisión. Se sienten fracasados en todos los aspectos de su vida.
¿Cómo identificar a una persona víctima?
- Tienen una actitud narcisista, echando la culpa a los demás y nunca reconocen sus propios fallos.
- Tienen miedo al cambio, necesitan la aprobación de los demás, tienen miedo a perder el afecto y habitualmente están pendientes de lo que el resto opina sobre ellas.
- No dicen lo que piensan u opinan claramente
- Tienen baja autoestima, se ven como personas vulnerables o llenos de carencias.
Responde a las siguientes preguntas, de forma honesta.
¿Qué ganas manteniendo esa actitud? Realmente no ganas nada manteniendo esa actitud, solo hacerte daño a ti mismo/a.
¿Crees que tus problemas no tienen solución? Todos los problemas tienen solución, solo hay que buscarla, ábrete a encontrar esas soluciones.
Piensa en una de situación en la que por culpa de… me ha pasado… ¿Hubiera pasado lo mismo si esa persona no hubiese estado en ese momento? Probablemente si.
Herramientas para salir del papel de víctima
- Para salir de esta situación lo primero es aceptar y responsabilizarte de tus acciones.
- Una de las herramientas más efectivas es apuntar en cada momento y a lo largo de un día tus pensamientos negativos, los que se repiten con más frecuencia y contrarréstalos con pensamientos positivos
- Apunta cada día las situaciones o las personas que crees que intencionadamente te hacen daño, al final de la semana analiza todo lo que has apuntado, posiblemente le estés dando una importancia que no tiene
- Ante una de estas situaciones, párate y haz respiraciones profundas durante unos minutos, con respiración diafragmática. Esta respiración consiste en llenar la parte baja de los pulmones, y en lugar de hincharse el pecho, se hincha el estómago
- Motívate cada día y aléjate de la negatividad
- Responsabilízate de tus actos, si lo has hecho mal, no pasa nada, es normal cometer fallos, es una de las mejores formas de aprender, no te juzgues y si te sientes mal, solo perdónate a ti, a la situación y a las personas que estaban involucradas en dicha situación. Si lo has hecho bien, celébralo, esto te ayudará a motivarte cada día
- Expresa tu opinión, no temas a la opinión de los demás, es una forma de empoderarte, de realmente dar a conocer quien eres
Todos podemos cambiar actitudes dañinas por actitudes que nos empoderan, no es fácil cambiar una actitud que probablemente lleve contigo toda tu vida, y se necesita tiempo y trabajar en ello. Ana pudo cambiar su vida
¡tú también puedes!
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