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Soltando heridas: La vergüenza

La vergüenza es una emoción que suele provocar sufrimiento. A la persona que sufre vergüenza, ésta le genera un malestar al negarse a sí misma, sentirse inferior a los demás e intentar adaptarse a las exigencias de los demás.

El origen de la vergüenza suele encontrarse en una experiencia en la que nos hemos sentido mal o nos han hecho sentir mal porque nuestro comportamiento no ha sido correcto o hemos actuado de forma equivocada. Valoramos esa situación como negativa y pensamos en los juicios negativos que van a realizar los demás sobre nosotros.

Esta emoción viene acompañado de un sentimiento de culpa o de miedo, que puede impulsarnos a querer desaparecer de la faz de la tierra o a querer ser invisibles para los demás.

El sentimiento de vergüenza también suele causar sensación de bloqueo y de inseguridad, lo que nos conduce a que intentemos  evitar determinadas situaciones como exponer la propia opinión, hablar en público o tomar determinadas decisiones.

La vergüenza como mecanismo evolutivo

Aunque no te lo creas, la vergüenza, tiene un lado bueno que nos permite ser conscientes de nuestras limitaciones y nos mantiene socialmente equilibrados. De tal manera que nos indica que es lo correcto y aceptable dentro de un grupo social y nos permite asumir las reglas sociales como propias, de modo que pasamos a formar parte dicho grupo social.

 

Cuando la vergüenza se vuelve tóxica

VergüenzaCuando la vergüenza se vuelve tóxica, se apodera de nuestra identidad, nos sentimos defectuosos, carentes, incompletos e indignos. Una persona con vergüenza tóxica sufre una relación de enemistad consigo misma y tienen miedo a ser ellos mismos.

Las personas con vergüenza tóxica siempre intentan pasar lo más desapercibidos posible.Tienen miedo a exponerse. Reconocer la vergüenza es muy difícil. Es muy complicado mostrarse ante los demás y aceptar las cosas que hacemos o dejamos de hacer, pero lo más grave es que el avergonzado se esconde de sí mismo.

Viven obsesionados con qué pensarán los demás de ellos, son víctimas de su propios secretos, de aquello que le impide ser feliz, que les limita en sus acciones y en sus relaciones. Sus pensamientos son muy negativos, muy críticos y autodestructivos cuando estos pensamientos se repiten en bucle:

«No le gusto a los demás, soy defectuoso, nadie me quiere, soy débil, soy malo, no sirvo para nada, todo lo hago mal, soy incompetente, jamás voy a alcanzar mis metas…»

Estos pensamientos negativos te hacen bajar la autoestima  y te pueden generar ansiedad y depresión.

Superar la vergüenza

Superar la vergüenza no es sencillo pero si es posible, aquí te dejo unos consejos para ayudarte a superar la vergüenza:

Aceptación

Para poder superar la vergüenza es necesario saber que, cuando sientas vergüenza, identifiques qué es lo que está provocando que te sientas así. Una buena forma para poder entender la situación es recordar de donde viene, y una vez que sabes de donde procede, aceptarla.

Para enfrentarte a ella puedes practicar un ejercicio, mirarte al espejo y hablar en alto a tu reflejo. Siempre desde el cariño, y  siendo consciente de ti, hablarte y asumir que es una situación que pasó y que tienes que superarla. Aceptar que actuaste de una manera determinada y dejarla ir.

Ser Compasivo con uno mismo

No te juzgues, para superar la vergüenza es necesario que te mires con bondad. Eres tu mejor amigo, tu mejor aliado. Nunca hundirías a un amigo repitiéndole constantemente lo que hizo mal. Debes mirarte con el mismo amor que mirarías a un amigo y perdonarte.

Dejar pensar en lo que opinan los demás sobre nosotros

La felicidad se consigue conociéndose a uno mismo y luchando por lo que te gusta. Es imposible agradar a todo el mundo porque no puedes encajar dentro de los parámetros de todas las personas.

Centrarte en los demás en vez de en ti mismo es un error, ya que no tienes control sobre lo que piensan o dicen de ti. Lo que sí que puedes controlar es el camino que tú quieres seguir y lo que te vas a llevar contigo.

Creer en ti

La confianza en ti mismo debe ser una de tus máximas prioridades. Convertir una debilidad en una fortaleza es posible. Es más, si conviertes todo aquello que te causa vergüenza en fortalezas te encontrarás con una nueva oportunidad. Recuerda de cada error surge una nueva oportunidad.

Exponer tus imperfecciones

Nadie es perfecto y tú tampoco. Debes ir exponiendo tus imperfecciones de dentro hacia fuera, poco a poco, de forma gradual y perdiendo el miedo. Expon todo aquello que te cause vergüenza primero desde lo que menos vergüenza te cause hasta ir llegando al grado máximo.

Trabaja tu autoestima

Si mantienes una buena autoestima, lo que dejes de hacer o de decir será porque a ti no te parece adecuado; y no porque creas que no le parecerá adecuado al resto del mundo.

 

«Uno es verdaderamente libre cuando deja de sentir vergüenza de sí mismo.» 

Friedrich Nietzsche

 

 

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